Corazones de cristal en la mano
Claudia y Daniela se conocieron por Facebook. Se juntaron a tomar una cerveza en el Café de la Ciudad, medio neutral para ambas (una viene de Núñez, al otra de Parque Patricios) Claudia parece rocker, tiene el pelo enrulado, largo y despeinado. Se viste de jeans y el detalle, el detalle de onda (de mucha onda) son esos zapatitos duros charolados en blanco y negro, cual si fuese bailarina de tap. Tiene brackets. Daniela nada que ver: pantalones de gimasia grises, zapatillas deportivas casi sin color, una remera, un trapo rodeándole el cuello, todos sus rulos negros atados con una cola. Tiene varios kilos más que Claudia. Por momentos no se hablan, las dos miran a la vereda, pasa mucha gente, es sábado a la noche. En otra mesa hay dos flacas rubias enfrascadas en sus celulares, una de pelo muy corto la otra también corto pero menos. En la esquina una de pelo lacio largo arrincona a su amiga de rulos que trata de zafar mirándola directo a los ojos pero no puede (ella ama que haga eso). Suben al baño (primer piso) Contra la otra pared una pareja muy producida: él con chaleco y corbata negros, barba larga casi hipster, ella con camisa blanca y bien maquillada, primera salida, se están conociendo. Claudia mira a Daniela que mira a la calle. La mirada de Claudia es de estudio, de análisis, mientras Daniela es casi un cordero temeroso que, sin embargo, no quiere escapar. Claudia es la que toma la cerveza, come maní, sonríe y le habla. Daniela juega con una pequeña cámara pocket en sus manos, no tiene celular, es rara a pesar de usar esos pantalones de jogging tan comunes. Llevó la cámara para captar momentos de algo, tal vez con el amor de su vida, y bajar a la compu.
Pablo y Javier pasan juntos por la vereda, es su segunda o tercera cita. Pablo con la voz ronca como de un viejo ginebrero, un poco exagerada, le habla a Javier de los mejores músicos del rock de la historia. Javier sonríe todo el tiempo aunque propiamente le importa un choto todo es de los músicos de la historia.
En la esquina del hotel internacional Jennifer, alta, rubia, con todo el sábado encima me saluda muy amablemente: ¿Todo bien?
El chico hincha de Racing atiende el maxikiosco detrás de la reja, abajo está abierta, un amigo va y viene, entra y sale. Al lado, un gigante de sobretodo, pelo y barba de dos metros hurga en un montón de cajas. Marianela y Regina comen en una parrillada inmensa a punto de cerrar. Solo hay dos mesas más ocupadas.
Eliana whatsappea hasta dar finalmente con Ramiro que la espera en su moto. Quedaron en encontrarse en esa esquina del corazón siempre ajeno de la ciudad. Apenas llega él le da un casco y parten a cualquier parte donde…
Casi las tres de la mañana, el chico del maxikiosco escucha Perry Farrell y le sigue la charla a una joven policía de calle. Se acerca el compañero de la fuerza. El florista escucha una programa de AM a todo volumen. Puso un plástico para la llovizna. Seguirá abierto un rato más supongo porque es sábado y las cosas del amor recién arrancan.
¿Qué queremos? Vivir más (¡amar, la putamadre!).
Un especial agradecimiento a Pet Shop Boys (West End Girls) y Everything But The Girl (Five Fathoms)
