¿De qué se la ponencia así tan futurísticaizantemente?

Cuando cimbra el alma una puteada
que se acogota entre el auditorio
manso y ponderoso, de mansedumbre
acre y de benéfica pulcritud.
Entre agitándose de los fantasmas
entre páginas quebradizas de anaquel
dádselos, dádselos de beber
la baba turbia de tanto libro relamer.
¡Invierte el giro cósmico y déjalos arder!
Que la pichonada hace agradable brisa
y no hace más que avivarnos ese fuego, ese papel.

Agria la turba castigada de naranjas rajadas,
oscura estudiantina perdida entre gansadas.
Parece piel de durazno, pero tampoco,
es piel de dandy cocodrilo, lento-lento
pero popista de rápida fauce destazante.
Y el polvaredal untuoso de espejos apiedrados, cubre
la tundra marmórea de crema falsa, que guturala pomperías
más se refala en escupitajos platinosos deslavada su señoría.
Arranca un tieso palindromo usufructuado en raídas romerías
y os lo gasta un boleto ajado de tranvía en viaje al centro
de la porquería. ¡Qué tal guasería!

Querido Antonio, queridas Ersilia y Celestina
y estimado infanterío antipresente:
Desátense del mástil, pidan un pebete, café negro, jugo
o botellas de agua fría, y a tirar de la cadena
con los restos del mediodía. Preciso es desacolcharse
y perentorio desdoblegarse. Y atinado pues periputear y transpatear
post-torear, neosaltar e intersectar. Ultravibrar e anotontinear.
Cuasi-todo el futurizar destogaríase, si ayudamos alpantéizar despuntar
de orogordo-orograso, de orotorvo, de orolábil y plata rodante parvular
entre Millas y Millas de magnéticos insights, donde el campo se comba
y velocidiza afeitando la planicie tras los indios mechicas.
La puta que tan de rápidos y de colmillares topetazos
de jabalizes de cruza con guepardos.

¡Y que me chancho el chifle, qué carajo!
¡Quede una fusa en el aire sopleteando!

De “¿De quién son estos zapatos?”. Ediciones Del Dock (Col. Pez Náufrago) Buenos Aires, 2011.