Sin Flores de Bach en Año Nuevo

Juan Anselmo Leguizamón
4 min readJan 1, 2017

La Navidad es dramática, el Año Nuevo es estúpido. Ya sabes, el calor etcétera. Mitología del Año Nuevo, perfecto. Brindemos. La oscuridad no sabe de números, ni de calendarios, atraviesa limpiamente los años-nuevos, las festividades y efemérides varias. ¡Mirá si no va a atravesar de un calendario a otro…! Allí está, en una esquina, bebiendo Jagermeister con Speed y hielo. Está tranquila, se la ve en paz, bebe y no dice nada, no se ríe ni nada, cara de póker, solo esta ahí. “Con eso basta”- dice- “I´m Always Here” (habla en inglés, por joder) Entonces apuro el Campari con naranja para preparar otro más y proseguir. ¿Con champán no quedará bien? Se encoge de hombros. “Qué se yo. Probalo”-dice- “Hay que probar las cosas, si queda bien, bien, y si no queda bien, no bien” — y se sonríe. Ok, otro día. Vamos demasiado bien para ser madrugada del 1 de enero. Podríamos haber muerto de un ataque de ansiedad findeañera, pero la Paz pudo más. Podríamos haber perdido la paciencia por el agobio de este clima de averno cerrado y quieto, pero la Mansedumbre pudo más. Podríamos habernos emborrachado antes de las 00 hs. como quien se nubla para no pensar, pero el clericó no era lo suficientemente alcohólico. “¿A qué hora abren de vuelta el kiosco? No tengo cigarros” Ya lo sabe pero me pregunta de puro aburrida. Mi primo pone un tema de Porchetto. Al final es censurado por mi sobrina y volvemos a Calvin Harris. Mejor. Bah, quién sabe qué es mejor. El Hoy es mejor, ponele. El Futuro, dale. Entonces que siga toda esa playlist de ardillas ahogándose que suenan en los mixes y remixes de moda. Mis hermanos mayores en el patio tienen una regresión cuetera, se ponen a tirar fuegos artificiales y de pronto siento que volví a los años noventa cuando los miraba meter cuetes en botellas. Otros años-nuevos en los que el olor a cuete era la principal diversión antes de salir a callejear. Salir, qué tema. Posteriormente la sociología me enseño que (versión mía) hay una etapa en que todos salimos con una especie de desesperación a juntarnos, a frotarnos, a mirarnos unos con otros, porque es un imperativo social tanto o más que de la especie. Juntarse, amontonarse a buscar con quién te vas a frotar. En lo posible de tu misma clase social, o de un colegio más o menos parecido. El eterno retorno del baile de los solteros. Animal y social a la vez. Reproducción biológica y cultura del amor. Darwinismo y romanticismo. Machos Alfa, Beta, Omega (las chicas no tienen letras porque son las que eligen, se supone) En fin. ¿Eso era todo? “Sí, eso es todo” -me contesta en silencio la Negra desde su rincón. Venga un Jagermeister. A las 3:40 somos testigos de la desesperación por “salir” de todo el mundo. Desde la vereda del kiosco vemos un incesante tráfico por la avenida. Pienso en un local donde en un par de horas habrá humo, sudor, frotación y tufo. A medida que pasan los año-nuevos cada vez más piensas en los detalles. Te vuelves jodido, digamos. Salvo que busques solamente sudar y olvidar, nada más. Porque ya sabes bien que la respuesta no estará ahí, porque simplemente nunca está. Ya llegaste muchas veces a las 8 de la mañana sin respuestas. Conoces el camino de ida y de vuelta. I Still Haven’t Found What I’m Looking For. Aparte ¿porqué deberían aparecer las respuestas justo en la madrugada de un 1 de enero? Pueden aparecer en cualquier momento de cualquier año y listo. Siguen llegando saludos por whatsapp. Contesto: “Feliz Año, que sea espléndido”. Me preguntan “¿Adónde vas?” I Still Haven’t Found What I’m Looking For. 2017. Ya sé que hoy en tal fiesta o en tal otra no estará la respuesta.¿Lo venimos sabiendo desde hace mil años, verdad? “En efecto, pero”- dice la oscuridad desde la hamaca. Pero. “Si todavía estás aquí es porque todavía hay un Pero” -agrega- “Llamame un taxi”. ¿No creo que consigas todavía, adónde vas? “A Japón, qué se yo. A dar una vuelta, a oscurecer un poco esta mierda” Ok. Voy a descansar un poco de ella y escucharé música. Algo épico, brillante, tipo U2, Yes, hasta The Cure en su faceta bien pop me podría sacar de esto. Beautiful Day. Tal vez Led Zeppelin, aunque no, con éstos suelo acabar en el piso. Un sánguche de miga y un vaso de Crush (volvió la Crush, mirá vos). Sube el vapor de una ciudad envuelta en la música entremezclada de diferentes fiestas alrededor. Vuelvo a escuchar el mensaje de voz de mi amigo que me cuenta su experiencia con la homeopatía y las Flores de Bach. Dice que volvió a centrarlo física, mental y emocionalmente. Que le bajó las ganas de Kill Bill. Que duerme mejor y ama mejor. Regio. Debería ver si hay algún recomendado cerca. Para llamarlo ahora. Mejor no. Para regular frecuencia intentaré con el colgante que le compré esta mañana a un vendedor ambulante. ¿Un amuleto? Un concentrador/dispersor de energías, quién sabe. ¿Un cleaner? Ya le puse nombre, lo bauticé : La Croix de l´Angoisse et de la Joie. The Cross Of The Anguish´n Joy. La Cruz de la Angustia y la Alegría. Sabe Dios. Qué sabe nadie qué le pasa. ¿A vos qué te pasa? Dice Mateo 8 a las 5.13: “Una palabra tuya bastará para sanarme”. Y un amigo filosofa en Facebook: “El Otro te enferma y el Otro te salva”. Ah, listo. Para qué mierda miro Facebook. Aparte me da odio la gente que amanece en piscinas.

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Written by Juan Anselmo Leguizamón

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